Tener un buen estado físico siempre es recomendable, pero lo es más todavía para las mujeres que han de vivir un embarazo, un parto y un puerperio. 

Tener unos músculos tonificados, resistentes y flexibles garantiza un embarazo más saludable y reduce algunos riesgos durante el parto. Además, favorece una vuelta a la forma física previa al embarazo más rápida y menos costosa.

Una buena alimentación y el ejercicio físico, siempre supervisado por un especialista, en este periodo disminuyen el riesgo de padecer diabetes gestacional, hipertensión, reducen la ansiedad y mejoran el descanso.

El médico debe ofrecer las indicaciones sobre la actividad física aconsejada para cada mujer en estado.

Existen algunos ejercicios muy sencillos que permiten fortalecer los músculos del suelo pélvico, la espalda y las piernas y favorecer, de ese modo, un embarazo y postparto más saludables.

Los ejercicios de Kegel son muy simples y efectivos. Tienen como objetivo fortalecer y mejorar la circulación en el suelo pélvico o periné, el conjunto de músculos y tejidos que cierran la parte inferior del abdomen y soportan el peso de la vejiga, los órganos genitales y el recto, y que de forma natural se ven afectados por el embarazo.

Otros ejercicios muy simples y fáciles de realizar, son:

1- La mujer se coloca de pie con la espalda pegada a la pared y las piernas un poco flexionadas (en la posición que se llama media sentadilla).

2- En esa postura, libera el aire poco a poco y se esfuerza por mantener la zona lumbar lo más cerca posible de la pared. De esa manera, trabaja esa región de la espalda, una de las más cansadas por el peso de la tripa durante el embarazo. Se repite este ejercicio unas cuatro o cinco veces.

3- La mujer se acuesta en el suelo con las piernas algo flexionadas, de forma que el cuerpo esté en una posición similar a la del ejercicio anterior pero, en este caso, horizontal.

4- Espira con suavidad, con la intención de mantener la zona lumbar cerca del suelo. En este caso, se elimina la presión sobre las piernas y la espalda trabaja un poco más. También se repite en cuatro o cinco ocasiones.

5- En la misma postura que en el ejercicio anterior, la mujer coloca entre sus rodillas un balón de plástico, de unos 30 centímetros de diámetro, y presiona con sus piernas hacia adentro, con el fin de aplastarlo. Si no se cuenta con un balón apropiado, se puede reemplazar por cojines o algo similar, procurando que no sean demasiado blandos para que las piernas trabajen.

6- De esta forma, se fortalecen los aductores, es decir, los músculos internos de los muslos, que ejercen un importante papel durante el parto.

7- El mismo ejercicio anterior, pero sentada con el torso erguido. Esta actividad permite trabajar, además de las piernas, la espalda. Es válido para la primera etapa del embarazo, pero no para el último trimestre, cuando la tripa alcanza ya un gran tamaño.

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